jueves, 12 de marzo de 2009

LA IMPORTANCIA DEL NUEVO JUDOKA



Por José Ángel Guedea Adiego.

Muchas veces nos preguntamos que tipo de publicidad podemos hacer para incorporar más niños en nuestras clases. Solemos a principio de curso repartir publicidad, ponemos carteles y de alguna manera informamos de que vamos a empezar la actividad.Aprovechando la Navidad o el fin de curso organizamos una exhibición donde los padres y amigos pueden conocer el Judo y ver la evolución y la progresión de sus hijos. A raíz de estas manifestaciones siempre suelen surgir nuevas altas que complementan el grupo, nos motivan y nos ayudan a seguir.Alguna vez hemos pensado ¿cuál es la mejor forma de publicidad? Un judoka en un grupo ya consolidado, que practica Judo hace tiempo, que ha integrado el Judo en su vida, y que en todo su entorno se conoce que practica esa actividad, se ha acostumbrado y el Judo forma parte de sus rutinas, de su actividad normal. El Judo influye en su personalidad y en su forma de actuar, le hace responsable con su vida, coherente en su manera de actuar y de alguna manera va manifestando las actitudes y todos los valores éticos de los que se va impregnado y que del Judo emanan. Pero a corto plazo este no es el judoka que nos aporta nuevas inscripciones. El judoka que “mejor nos vende” es el nuevo, es el que acaba de comenzar a practicar Judo, el que acaba de descubrir el Judo, es el que mejor publicidad “puntual” va a hacer de nuestro deporte y de nuestra clase. Este nuevo que descubre las posibilidades que le brinda su cuerpo, para aprender a caer, para hacer movimientos con los que tirar, que se integra en un grupo, que hace nuevos amigos y descubre que necesita del otro y que necesitan de él para practicar, es el que entusiasmado en casa y entre sus amigos, que aun no hacen Judo, no parará de hablar de su descubrimiento y el “¿sabes que ahora hago Judo?”, será su frase habitual durante un tiempo y es el que hace la mejor publicidad en el momento. Por eso es normal que una clase de un grupo de judokas consolidada en el tiempo, con un trabajo serio, constante y bien programado, con un buen ambiente de trabajo de Judo se mantenga en el tiempo aun sin tener nuevas incorporaciones. Y por estas razones puede ser también que cuando nos entra uno nuevo, este novato cuenta entre sus amigos y familia su descubrimiento y de repente nos encontramos que en el grupo hemos tenido nuevas incorporaciones que bien dirigidos y cuidados forman un semillero importante con capacidad de arrastrar otras más.Además, Estamos acostumbrados, y a veces no nos damos cuenta, “sin querer” o queriendo, en las clases y a través del Judo a fomentar y a transmitir unas formas, un modelo de comportamiento, una disciplina y unos valores que van empapando al judoka y que modelan su conducta. A nosotros nos parece normal, pero el día en que entran en el club unos padres a informarse, se sorprenden al observar un grupo de judokas, jóvenes o no tan jóvenes en un ambiente donde priman las buenas maneras y que un silencio inusual, por la cantidad de practicantes, es el protagonista solo roto por el sonido típico de las caídas y la voz del profesor, en que los judokas agarrados evolucionan por el tapiz, donde el esfuerzo se siente y “se huele” y se observa en el “combate” un intercambio generoso y sincero de conocimientos en un ambiente distendido y disciplinado.Y también nuestro judokas que imbuidos por las formas y los valores que “maman” día a día en el tapiz y en el club junto a sus compañeros comportan unos valores que no pueden ocultar y la frase de elogio que muchas veces oyen los padres de un judoka, por parte de otros padres cuyos hijos aun no hacen Judo “…es que tenéis un hijo...” “…claro es que vuestro hijo…” pasa a ser habitual.Es por todo esto que el objetivo fundamental y más importante que nos tenemos que marcar siempre los profesores de Judo es que “la mejor propaganda de nuestro deporte y nuestra mejor carta de presentación sean nuestros propios alumnos”.

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