martes, 31 de marzo de 2009

MENOS MAL QUE SON LOS MENOS....


REFLEXIONES DE UN PROFESOR ...

"Menos mal que son los menos ..."

Por: José Ángel Guedea Adiego.

Hoy me he cruzado con “un niño”, que no me ha visto o no me ha querido ver, quizá porque ahora es más mayor, ha madurado, se avergüenza y se da cuenta de que su comportamiento en su momento, no fue el correcto. En los muchos años tratando de enseñar Judo y en las muchas clases impartidas siempre recuerdas el caso de algún niño, de algún alumno que nos ha dejado un sabor agridulce. En ocasiones tienes en clase un niño “difícil”, y “lo aguantas” con la esperanza de que la magia del Judo te ayude a reconducirlo. De esta manera pasamos clases, a veces meses incluso cursos enteros aguantando sus malas formas, sus impertinencias, intentando corregirlo, (lo fácil sería echarlo), tratando de que sus compañeros lo entiendan y soporten sus “travesuras” y aun poniendo todo el trabajo y la mejor voluntad del mundo no consigues hacerte con él. Finalmente el niño un día se borra, “porque no le gusta el Judo o porque dice que le tienes manía y no lo tratas como a los demás” y a la vez del sentimiento de liberación que te produce, pues ya no va a seguir incordiando en la clase te queda una amalgama de sentimientos de “tiempo perdido”, de fracaso y de frustración al no haber tomado la decisión antes y no haber sido tú el que lo haya dado de baja por mantener un comportamiento “insoportable”.Si hablas con los padres, intentas con todo el tacto del mundo explicarles la situación, el comportamiento del niño en clase, y a través de sus explicaciones, en muchos casos enseguida intuyes y te das cuenta de porqué el niño se comporta así. En estos últimos treinta años, los profesores de Judo “más veteranos” con el paso de distintas generaciones por nuestras manos, hemos asistido y estamos viviendo el cambio que se está dando en la sociedad.Se dice actualmente que los niños de ahora, han perdido el rumbo, que han perdido los valores, y muchas veces no es así, muchos de los niños actuales no han perdido nada, porque nunca los han conocido. Quizá es la falta de formación de algunos padres, la influencia de la televisión, el proteccionismo a que son sometidos los niños, el miedo a frustrarles, a que no salgan traumatizados, a que no se sientan mal, les dotan de un protagonismo improcedente, y los niños crecen en un ambiente de permisividad donde todo se les permite. Así en estas nuevas generaciones, en una sociedad que no valora el esfuerzo, muchos niños sin referentes se vuelven en ocasiones egoístas y vagos.Los profesores y educadores no podemos mostrarnos indiferentes ni mirar hacia otro lado ante ciertos comportamientos, agresiones, expresiones, palabras, insultos que se suceden a nuestro alrededor y en ocasiones en nuestra presencia y no podemos tolerar soeces que el niño manifiesta a veces y su entorno de amigos celebra como una fiesta.Hace tiempo un profesor solo con mirar a un niño de manera seria cuando estaba realizando algo incorrecto, este se avergonzaba y dejaba de hacerlo o cambiaba de actitud. Actualmente miras a un niño de esa manera en una situación similar y con el mayor descaro te mira, se ríe y te pregunta que qué te pasa, que porque lo miras mal e incluso e plantea la posibilidad de denunciarte. Son quizá los padres que han vivido estos valores, los que se dan cuenta de que se pierden pero que por comodidad y porque les resulta más sencillo se adaptan a la nueva situación, y aunque en el fondo ven que “las cosas no van bien” piensan que es en el colegio y que son los profesores los que tienen que solucionar el tema. No tienen en cuenta que la familia educa y la escuela o colegio instruye. En ocasiones hay padres, quizá por falta de tiempo, por problemas laborales o por que les resulta más cómodo, que dejan todo el tema relacionado con la educación de sus hijos al colegio, se dan cuenta de las cosas, intuyen que algo no va bien, pero es más cómodo no discutir, y mientras el niño en casa acate unas mínimas normas de convivencia se acepta todo.Estos son los padres que “por comodidad o porque no se sienten capaces” confían toda la educación de sus hijos a los profesores, con eso ya les parece que cumplen con su misión de padres y son los primeros que en cuando el niño les cuenta “su versión” de que un profesor le ha reñido, sin enterarse de la versión del profesor, dan la razón al niño y juntos se dedican a juzgar la actuación del maestro.También hay padres, afortunadamente, que son conscientes de que la educación es todo, y de que la educación empieza en casa y en la familia, y son los que se preocupan de verdad por sus hijos, intentan comunicarse con ellos el mayor tiempo posible así consiguen conocerlos y saben interpretar sus mensajes. Cuando surge una situación “conflictiva” van a conocer la versión del profesor, siemprecon un espíritu cooperador pensando en el profesor como un educador que está trabajando por y para sus hijos. El profesor que en muchos casos se siente solo cuando viene un padre airado con una versión tergiversada por el niño, a discutirle lleno de razón de algo que no conoce porque no estuvo allí y solo tiene la versión del niño, se desmotiva y de allí que surjan los actuales casos de baja por depresiones laborales entre profesores de colegio.Una de las peores cosas que le puede pasar a un profesor de Judo, es que no le apetezca ir a dar una clase por el ambiente que sabe que se va a encontrar, debido al comportamiento tan solo de uno o dos niños “difíciles” que se encargan de echar por tierra la ilusión y el trabajo de toda una clase y de su profesor. Sin embargo cuando algún padre responsable, interesado por la educación de sus hijos, que también los hay, se acerca a conocerlo, a preguntarle por su hijo, para intentar trabajar en la misma dirección el profesor se siente reconfortado y de alguna manera gratificado.El Judo es un deporte de contacto y su práctica implica una cierta complejidad en cuanto a la disciplina. En las clases de Judo tienen que existir dos tipos de disciplina, una de ellas, social (puntualidad, buena educación, comportamiento, formas, respeto) y otra necesaria para salvaguardar los intereses de los miembros del grupo (salud y seguridad física) y necesaria: para que el grupo progrese (sistema de progresión y de entrenamiento).Quizá esta reflexión parezca triste y hecha en un momento depresivo, pero no es así. Esta reflexión ha surgido a raíz de cruzarse conmigo un antiguo “niño difícil” que ha mirado al suelo, quizá avergonzado, lo que demuestra “su punto actual madurez” y que me ha hecho recordar situaciones problemáticas vividas. Afortunadamente lo que te encuentras siempre y como es normal no da lugar a este tipo de reflexiones, es con alumnos que han pasado por tus manos, ya encauzados en la vida y que recuerdan su tiempo en el Judo como algo muy importante en su vida, que reconocen la influencia tan grande que el Judo y tú (por qué no decirlo) como profesor, has tenido en sus vidas, que se alegran de verte, y de saber de ti, y que muestran su confianza entregándote a sus niños cuando tienen la edad, lo que te produce una gran satisfacción y en ocasiones una gran ternura. El que ha hecho brotar esta reflexión, que también seguro ha influido en mi formación como profesor y ha formado parte de mi vida… es uno más… pero… “menos mal, que es uno de esos que son menos”.

01-04-09

sábado, 14 de marzo de 2009

QUE ES LA ESTRANGULACIÓN ?




Es muy importante conocer en que consiste


la Estrangulación (Shime Waza), una Técnica


muy utilizada en JUDO.




LA ESTRANGULACIÓN
Antes de intentar utilizar las estrangulaciones en combate, es sumamente importante tener una clara comprensión de la naturaleza de estas técnicas.
El objetivo de toda estrangulación es interrumpir el suministro de oxígeno.
Una técnica de estrangulación correctamente aplicada no fuerza al adversario a rendirse por el malestar que le puede estar haciendo padecer. Una estrangulación aplicada con un alto grado de sofisticación técnica no causa daños estructurales permanentes en los nervios o en los tejidos. Tales elementos, dolorosos y potencialmente dañinos, no sirven para lograr el objetivo que se persigue: la sumisión controlada del adversario.
Una estrangulación efectiva reduce el suministro de oxígeno al interrumpir el aporte de sangre al cerebro.
Las verdaderas estrangulaciones efectivas son de naturaleza vascular. Lo que intenta el luchador es detener el flujo de sangre oxigenada que va al cerebro, ejerciendo presión sobre las arterias que discurren por el cuello.
El tratar de bloquear la tráquea (para detener la entrada de aire en los pulmones) es una forma extremadamente laboriosa y poco práctica de forzar la sumisión del adversario. Si al efectuar una estrangulación lo único que perseguimos es cerrar el suministro de oxígeno a los pulmones, nos podemos encontrar con que nuestro adversario sea capaz de resistir con fuerza hasta dos minutos o incluso más.
Existe otra razón aún más importante para rechazar esta forma de estrangular. No se trata tan sólo de que el bloqueo de la entrada de aire a los pulmones sea menos efectivo, sino que además es más peligroso para el oponente. Es riesgo de producir involuntariamente un colapso estructural en la traquea (que puede resultar en una asfixia permanente y, por consiguiente, la MUERTE de la persona si no se toman medidas inmediatas) es mucho mayor y más peligroso que cualquier efecto temporal que pueda derivarse de una estrangulación vascular, de echo más eficaz y no perjudicial para la salud.
Aquellos que han sufrido una estrangulación durante el transcurso de un combate han manifestado que es una experiencia simplemente desorientadora.
La experiencia de sufrir una estrangulación ha sido descrita a menudo por veteranos competidores de Jiu Jitsu y de Judo como algo desorientador, pero no doloroso. De hecho, muchos la han comparado a la agradable sensación de ensoñación, del soñar despierto, en el que uno pierde el sentido de tiempo y del entorno. Otros, al recobrar el conocimiento, hablan de tener la sensación de haber disfrutado de un descanso profundo y prolongado, como en los estados que se obtienen a través de las técnicas de relajación, meditación o auto-hipnosis.
La capacidad de poder resistir a una estrangulación no depende ni de la resistencia, ni del peso, ni del desarrollo muscular, ni de la capacidad pulmonar.
Es a menudo el concepto más difícil de asimilar o de creer para el artista marcial con escasa cultura. Cuando el observador poco familiarizado con este tipo de técnicas, ve cómo un luchador se afana por “asegurar” una estrangulación de la manera más correcta sobre su rival durante el transcurso de un combate, con frecuencia confunde la intención del luchador con la capacidad de su adversario para resistir ante el efecto devastador de esta técnica.
Mientras que el adversario puede estar de hecho haciendo un considerable esfuerzo y aguantar durante algunos minutos en su lucha para evitar el ataque, una vez aplicada la estrangulación, no existe atributo natural o habilidad adquirida que puedan protegerle de ella.
Los debilitantes efectos que produce una estrangulación ejecutada de forma adecuada son el resultado de la aplicación de ciertos mecanismos a una respuesta totalmente automática. Ni un duro entrenamiento, ni una enorme fortaleza física, ni la capacidad de aguante por grande que sea, puede alterar la respuesta involuntaria del organismo. En ausencia de sangre oxigenada en el cerebro no hay forma de aumentar la resistencia.
Por término medio, una estrangulación bien aplicada hace que la persona pierda la conciencia en un tiempo máximo de 10 segundos.
Como información anecdótica diremos que también existe un número de pequeños estudios que coinciden en que no se necesitan más de 10 segundos para dejar inconsciente a una persona. De hecho, son muchos los practicantes de Jiu Jitsu y de Judo que hablan de casos en los que un competidor fue puesto fuera de combate en menos tiempo. Luchadores veteranos comentan con frecuencia que se puede obtener un resultado efectivo en un tiempo que oscila entre los tres y los seis segundos.
Si el adversario ha perdido el conocimiento, generalmente suele recobrarlo sin necesidad de asistencia en un tiempo de 30 segundos o menos, desde que se suelta la estrangulación.
El cuerpo humano es un mecanismo extraordinariamente preciso. Una vez que desaparecen las causas inhibitorias de una estrangulación vascular, se restablece de manera inmediata el flujo de sangre oxigenada que discurre el cerebro, y las respuestas automáticas del organismo vuelven a producirse de manera natural sin que queden efectos nocivos permanentes.
Algunos practicantes avanzados de Judo y de Jiu Jitsu han llegado incluso a desarrollar todo un sistema de técnicas de resucitación (denominado Kappo en el Judo tradicional japonés) para asistir a la víctima. Pero si bien es verdad que estos métodos pueden aportar muchos beneficios terapéuticos a la persona que acaba de sufrir una estrangulación, en realidad son completamente innecesarios. Si se le deja a su propio albedrío, el cuerpo está perfectamente capacitado para restablecer el equilibrio en cuestión de unos momentos.
Este maravilloso aspecto de precisión, esta habilidad para incapacitar por completo a cualquier adversario – sin causar lesión o deterioro permanente- es lo que hace de las técnicas de estrangulación sean tan interesantes como estrategia defensiva.
Desde 1882 (fecha de fundación del JUD) el número de muertes por estrangulación en los Campeonatos de Judo o Jiu Jitsu, es de cero.

jueves, 12 de marzo de 2009

LA IMPORTANCIA DEL NUEVO JUDOKA



Por José Ángel Guedea Adiego.

Muchas veces nos preguntamos que tipo de publicidad podemos hacer para incorporar más niños en nuestras clases. Solemos a principio de curso repartir publicidad, ponemos carteles y de alguna manera informamos de que vamos a empezar la actividad.Aprovechando la Navidad o el fin de curso organizamos una exhibición donde los padres y amigos pueden conocer el Judo y ver la evolución y la progresión de sus hijos. A raíz de estas manifestaciones siempre suelen surgir nuevas altas que complementan el grupo, nos motivan y nos ayudan a seguir.Alguna vez hemos pensado ¿cuál es la mejor forma de publicidad? Un judoka en un grupo ya consolidado, que practica Judo hace tiempo, que ha integrado el Judo en su vida, y que en todo su entorno se conoce que practica esa actividad, se ha acostumbrado y el Judo forma parte de sus rutinas, de su actividad normal. El Judo influye en su personalidad y en su forma de actuar, le hace responsable con su vida, coherente en su manera de actuar y de alguna manera va manifestando las actitudes y todos los valores éticos de los que se va impregnado y que del Judo emanan. Pero a corto plazo este no es el judoka que nos aporta nuevas inscripciones. El judoka que “mejor nos vende” es el nuevo, es el que acaba de comenzar a practicar Judo, el que acaba de descubrir el Judo, es el que mejor publicidad “puntual” va a hacer de nuestro deporte y de nuestra clase. Este nuevo que descubre las posibilidades que le brinda su cuerpo, para aprender a caer, para hacer movimientos con los que tirar, que se integra en un grupo, que hace nuevos amigos y descubre que necesita del otro y que necesitan de él para practicar, es el que entusiasmado en casa y entre sus amigos, que aun no hacen Judo, no parará de hablar de su descubrimiento y el “¿sabes que ahora hago Judo?”, será su frase habitual durante un tiempo y es el que hace la mejor publicidad en el momento. Por eso es normal que una clase de un grupo de judokas consolidada en el tiempo, con un trabajo serio, constante y bien programado, con un buen ambiente de trabajo de Judo se mantenga en el tiempo aun sin tener nuevas incorporaciones. Y por estas razones puede ser también que cuando nos entra uno nuevo, este novato cuenta entre sus amigos y familia su descubrimiento y de repente nos encontramos que en el grupo hemos tenido nuevas incorporaciones que bien dirigidos y cuidados forman un semillero importante con capacidad de arrastrar otras más.Además, Estamos acostumbrados, y a veces no nos damos cuenta, “sin querer” o queriendo, en las clases y a través del Judo a fomentar y a transmitir unas formas, un modelo de comportamiento, una disciplina y unos valores que van empapando al judoka y que modelan su conducta. A nosotros nos parece normal, pero el día en que entran en el club unos padres a informarse, se sorprenden al observar un grupo de judokas, jóvenes o no tan jóvenes en un ambiente donde priman las buenas maneras y que un silencio inusual, por la cantidad de practicantes, es el protagonista solo roto por el sonido típico de las caídas y la voz del profesor, en que los judokas agarrados evolucionan por el tapiz, donde el esfuerzo se siente y “se huele” y se observa en el “combate” un intercambio generoso y sincero de conocimientos en un ambiente distendido y disciplinado.Y también nuestro judokas que imbuidos por las formas y los valores que “maman” día a día en el tapiz y en el club junto a sus compañeros comportan unos valores que no pueden ocultar y la frase de elogio que muchas veces oyen los padres de un judoka, por parte de otros padres cuyos hijos aun no hacen Judo “…es que tenéis un hijo...” “…claro es que vuestro hijo…” pasa a ser habitual.Es por todo esto que el objetivo fundamental y más importante que nos tenemos que marcar siempre los profesores de Judo es que “la mejor propaganda de nuestro deporte y nuestra mejor carta de presentación sean nuestros propios alumnos”.